Se les suele reconocer a los creativos por estar un poquito mal de la cabeza. Hay muchas situaciones socialmente incómodas que se producen por esta carencia de sentido común.
Con esto me refiero a decir lo que piensas en voz alta y quedar completamente fuera de sitio, hacer un chiste local, que es tan local que sólo tu entiendes o caer en la típica trampa de pensar que a todos les interesan las frikadas que a ti te gustan.
Sin embargo, hay una situación que me preocupa especialmente. Lo que yo llamo "la fiesta de disfraces eterna". Llega un momento en la vida del creativo que encuentra como solución a su pánico de ser mainstream el vestir de Halloween todos los días.
Manifiesto de pedos de purpurina:
No más escotes en hombres hasta el ombligo. No más prints de leopardo. No más cejas exageradamente depiladas. No más cortes de pelo a lo Vini Manili. No más repulsión a los tacones.
Porque algún día nuestras ideas serán más valoradas que nuestras pintas extraterrestres.
¡Por un mundo libre de pretenciones!
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